⭐La guerra entre Huáscar y Atahualpa 📘aulamedia

Atahualpa fue el último soberano inca. Nació en Quito, alrededor del año 1500. Hijo de Huayna Cápac y Tocto Coca, que descendía del linaje de Pachacútec. Desde muy joven se destacó como un valiente guerrero y más adelante demostró ser un hábil conquistador. En su calidad de Inca Hanan, Atahualpa vivió siempre fuera de Cusco, a diferencia de su medio Hermano Huáscar, quien siendo Hurin, estaba siempre en la capital del imperio.

Las guerras entre Huáscar y Atahualpa, entabladas después del fallecimiento del padre Huayna Cápac, no fueron un fenómeno extraño en la historia andina. Al Contrario, se trataba de Circunstancias que se repetían al final de cada gobierno. Esta Situación de anarquía se debía a las costumbres sucesorias y a la lucha por el poder que estallaba a la muerte del inca. Las normas del Imperio permitían aquí la dualidad del poder. Atahualpa manejó el gobierno del norte del Imperio, mientras su hermano Huáscar tomó bajo su control el aparato religioso.

Aquí empieza el conflicto, Huáscar reclama el dominio total, alegando ser hijo legítimo del inca; Atahualpa niega ser bastardo. Y allí se declaran la guerra. El ejército del norte logró derrotar a las tropas de Huáscar en 1532, precisamente cuando los españoles se acercaban a Cusco.

El 16 de noviembre de 1532, en Cajamarca, se produjo el encuentro. Ataviado de oro y plata, Atahualpa y su cortejo salieron al encuentro de Francisco Pizarro en la Plaza de Armas de Cajamarca. El sacerdote Vicente de Valverde muestra al inca una Biblia, presentándola como palabra del Dios verdadero. El intérprete traduce y Atahualpa en lo alto de la muchedumbre se aprieta el libro contra el oído y luego exclamó: “Yo no oigo nada”. Y dejó caer la Biblia.

Atahualpa subestimó a los invasores europeos. Pensaba que un puñado de hombres barbados no pondría en peligro su trono, sólo temía a su hermano Huáscar, a quien había hecho ejecutar ante la posibilidad de que los españoles puedan contar con sus tropas.

Pizarro grita y se abalanza. A la señal, carga la caballería y estallan los arcabuces sobre el gentío perplejo y sin armas. El inca es capturado. Al difundirse la noticia de su prisión, muchos indígenas de las tribus caras, cañaris, huancavilcas y chachapoyas, todas enemigas de los incas, comenzaron a llegar a Cajamarca para ponerse al servicio de los españoles como yanaconas o sirvientes. En prisión Atahualpa ofrece a Pizarro un fabuloso rescate de oro y plata a cambio de su libertad. Desde todas partes del imperio llegaron a manos de los españoles los hermosos minerales. Sin embargo, Pizarro no cumplió su palabra y, temeroso que sufrir un contraataque, ordenó la ejecución del inca. El 26 de julio de 1533, Atahualpa fue ejecutado en la plaza de Cajamarca. A última hora se le conmutó la pena de hoguera por la de garrote por haberse dejado bautizar. Se le sepultó el día 27 en la iglesia que en el pueblo tenían los cristianos. Estando el cuerpo presente, mientras se le cantaban los oficios de difuntos, irrumpieron muchas indias en el templo pidiendo las matasen allí mismo para seguir en la otra vida a su señor. La muerte de Atahualpa selló el fin del fabuloso imperio de los incas.