Alrededor del año 1800 a.C., la cerámica llegó al espacio andino posiblemente desde el norte, marcando así el inicio del Periodo Inicial y consolidando los cambios que se habían iniciado en el Precerámico Tardío.

Durante el Periodo Inicial, se fortaleció la élite sacerdotal dedicada a la observación de fenómenos naturales, lo que condujo a un mayor conocimiento del medio ambiente y del cultivo de alimentos. Se lograron avances significativos en tecnología agrícola, permitiendo a las poblaciones generar excedentes de alimentos. En la costa, se desarrolló la agricultura de regadío para superar la sequedad del suelo, mientras que en la sierra se emprendieron proyectos hidráulicos, como el canal de Cumbemayo en Cajamarca, que se extendía por nueve kilómetros.

La existencia de numerosos centros religiosos facilitó el encuentro de peregrinos de lugares lejanos, fomentando así el comercio. Productos como el Spondylus recorrían largas distancias desde las costas del sur de Ecuador. Además, las regiones comenzaron a especializarse en la producción para el intercambio, con la sierra produciendo obsidiana y cinabrio, y la selva intercambiando coca, plumas de colores, plantas medicinales, tintes vegetales y pieles de animales.

El desarrollo de la cerámica en el espacio peruano demuestra cierto nivel de conocimiento en su elaboración, sugiriendo que esta habilidad ya estaba presente en la región, posiblemente proveniente de los actuales países de Ecuador y Colombia. Se observan diferentes estilos de cerámica que varían según la región, evidenciando el desarrollo de identidades locales y regionales.

Los centros ceremoniales adquirieron una gran importancia, consolidando el poder político y social de los sacerdotes. La arquitectura de estos centros variaba según la región: en la costa central se encontraban templos en forma de U, en la costa norcentral se construían pirámides con plazas cuadrangulares y circulares hundidas, y en la sierra se mezclaban diferentes características, reflejando la comunicación constante entre los pueblos andinos. Los centros ceremoniales también presentaban representaciones de seres mitológicos en sus muros, con la intención de infundir temor en los visitantes.

Se evidencian indicios tempranos de estados en la Galgada, Huaricoto, Kotosh (Mito) en la sierra, y Las Haldas, Moxeque, huaca de los Reyes, Sechin Alto, La Florida en la costa, entre otros sitios. Estas construcciones muestran una arquitectura pública y religiosa, con ofrendas, relieves, pinturas murales, enterramientos y fogones rituales, reflejando la estratificación social y la relación entre la casta gobernante y el culto religioso. Estos yacimientos requirieron una gran cantidad de trabajo para su construcción, indicando la presencia de un estado más que una tribu o jefatura.

El templo de Sechín, ubicado en el valle de Casma, es uno de los templos más destacados del Periodo Inicial. 

Se han identificado dos etapas de construcción en el templo de Sechín. La primera fase consistió en un templo de barro que se utilizó alrededor del año 2400 a.C., mientras que la segunda fase fue construida entre los años 2000 a.C. y 1500 a.C. y está compuesta por tres plataformas. El templo cuenta con un patio semisubterráneo, dos construcciones pequeñas, una pirámide cuadrangular y una pared exterior revestida con lajas talladas.

Las representaciones en los muros exteriores del templo de Sechín están relacionadas con rituales de muerte y fertilidad, dos procesos naturales de gran importancia para las sociedades agrícolas. Se pueden observar sacerdotes vestidos con tocados y pintura facial, sosteniendo armas o cetros en sus manos. También se representan cabezas, orejas, brazos y piernas cercenadas, así como torsos y vísceras de las víctimas rituales.

Hacia el final del Periodo Inicial, los grandes centros ceremoniales de la costa entraron en crisis. La población que vivía alrededor de estos centros abandonó los edificios públicos y se estableció en áreas más elevadas y cercanas a fuentes de agua para garantizar el riego de sus cultivos. Mientras esto ocurría en la costa, en la sierra surgieron otros centros religiosos destacados, como el templo de Chavín, Pacopampa, Kunturwasi y Huaricoto.

En resumen, el Periodo Inicial en el espacio andino se caracterizó por la introducción de la cerámica, el desarrollo de actividades económicas como la agricultura y el comercio, la consolidación de centros ceremoniales y la construcción de templos destacados como el de Sechín. Estos avances sentaron las bases para el posterior desarrollo de las civilizaciones andinas en períodos posteriores.