El emperador Teodosio I (347-395), nacido en Hispania, declaró el cristianismo católico (el que seguía los cánones del Concilio de Nicea frente al arrianismo) como religión oficial del Imperio Romano en el año 380. Persiguió los restos de la anterior cultura pagana, llegando a abolir los juegos olímpicos, y atacó a las religiones no-cristianas dentro del imperio.