Después de la Segunda Guerra Mundial dos superpotencias se disputaron el predominio global: Estados Unidos y la Unión Soviética. El conflicto tenía tintes ideológicos, representando Estados Unidos al mundo capitalista y la Unión Soviética al socialista. Ambos países comenzaron a armarse masivamente en lo que se llamó «guerra fría», porque aun sin existir una guerra declarada, la situación era enormemente tensa y en cualquier momento podía surgir el conflicto. La guerra fría duró hasta finales de los años ochenta, con la llegada al poder de Mikhail Gorbachov en Rusia.