Para los egipcios existía un orden establecido por los dioses. El faraón estaba a la cabeza de todo el sistema político, social, económico y militar; todo le pertenecía: las tierras, los hombres y las riquezas.
El Estado egipcio era una monarquía dirigida por el faraón, quien tenía poderes absolutos: gobernaba el país, dictaba leyes, administraba justicia, controlaba el comercio, comandaba el ejército y era el propietario de todas las tierras, El cargo era hereditario, de modo que cuando un faraón moría le sucedía su hijo.