Los orígenes del monoteísmo - aula[media]

Los primeros asentamientos humanos tuvieron lugar en las riberas de ríos como el Éufrates, Tigris y Nilo. Estas tierras, por su fertilidad, se convirtieron en cuna de culturas que dejaron un legado importante para el desarrollo de la humanidad.
En el marco de esas culturas destaca la hebrea que asume aspectos culturales foráneos, los recompone y da un salto original en su cultura, especialmente en el ámbito religioso. Lo anterior al establecer inequívocamente el monoteísmo, realizar mejores construcciones (entre
lo religioso y lo astronómico) y crear un Dios con fuerte contenido ético, que trasciende del ámbito nacional al universal

El alfabeto Fenicio -aula[media]


El alfabeto fenicio es un antiguo alfabeto consonántico1​ que se utilizó para escribir el fenicio y otras lenguas cananeas (como el hebreo, moabita, amonita y edomita). Aunque sus 22 letras son todas consonantes, las escrituras más tardías se sirven de matres lectionis para representar algunas vocales.

El fenicio se convirtió en uno de los sistemas de escritura más utilizados al ser difundido por los mercaderes fenicios a lo largo del mundo mediterráneo, donde fue asimilado por muchas otras culturas que lo adaptaron a sus respectivos idiomas. El alfabeto arameo, una forma modificada del fenicio, es el precursor de los alfabetos árabe y hebreo modernos. El alfabeto griego (y por extensión sus descendientes, como el latino, el cirílico y el copto) deriva directamente del fenicio, aunque los valores de algunas letras se modificaron para representar las vocales.

Evolución histórica de los Persas - aula[media]


Evolución histórica
Hacia el año 1500 a.C. los medos y los persas, pueblos pastores de origen indoeuropeo, se asentaron en la meseta de Irán. En el norte se instalaron los medos; en el sur, los persas. En el siglo VII a.C., los medos lograron cierta unidad tras imponerse a los persas; luego colaboraron con los caldeos en la derrota de los poderosos asirios.
A mediados del siglo VI, los persas, liderados por Ciro ll el Grande (559-530 a.C.), vencieron a los medos y crearon el reino de Persia, que con el tiempo se constituyó en el mayor imperio conocido hasta entonces. Durante su reinado, Ciro conquistó el reino de Lidia y las colonias griegas en el Asia Menor, sobre las costas del mar Egeo —en la actual Turquía—, así como Mesopotamia, lo que puso fin a la dinastía caldeo-babilónica.
Cambises, hijo de Ciro, incorporó a Egipto durante su reinado (530-521 a.C.). Pero fue con Darío I que el Imperio persa alcanzó su máximo esplendor, ya que consolidó las fronteras desde la India hasta los Balcanes y el noreste de África.
Darío intentó sojuzgar a las ciudades-estado griegas en las guerras médicas (492-449 a.C.), pero los griegos rechazaron exitosamente el ataque. De ahí en adelante, el vasto Imperio persa se mantuvo bajo una administración eficiente, aunque cada vez más débil. En el siglo IV a.C., Alejandro Magno venció al poderoso ejército persa y conquistó el Imperio aqueménida. Tras la muerte de Alejandro Magno en el año 330 a.C., sus generales se dividieron su imperio y el general macedonio Seleuco gobernó Persia.