La pérdida de pelo en la evolución humana es un proceso que ocurrió gradualmente a lo largo de millones de años y no se puede precisar un momento exacto. Sin embargo, se cree que la reducción del pelo en nuestros antepasados humanos se produjo a lo largo de varios millones de años a medida que se adaptaban a diferentes entornos y estilos de vida.
En general, nuestros antepasados más antiguos, como los homínidos, tenían bastante pelo, similar a otros primates. La pérdida de pelo se relaciona con una serie de factores, incluyendo la necesidad de regular la temperatura corporal de manera más eficiente, especialmente a medida que los homínidos comenzaron a caminar erguidos y se volvieron más activos durante el día.
Los Homo erectus, que vivieron hace aproximadamente 1.9 millones de años, se cree que tenían menos pelo en comparación con sus antepasados. Esto pudo haber sido una adaptación para ayudar a regular la temperatura corporal en entornos más cálidos.
La pérdida de pelo continuó a lo largo de la evolución de los Homo sapiens, nuestra especie actual. Esta pérdida se ha relacionado con la necesidad de sudar para enfriarse durante la caza y la actividad diurna en diversos climas.
En resumen, la pérdida de pelo en la evolución humana es un proceso complejo y multifacético que ocurrió a lo largo de millones de años en respuesta a diversas presiones evolutivas y adaptaciones a diferentes entornos. No hay un momento específico en el que se pueda decir que perdimos el pelo, sino que fue un cambio gradual a lo largo del tiempo.