¿Qué es la etnohistoria y por qué nos ayuda a comprender mejor nuestro pasado?
¿Sabías que existe una forma de estudiar la historia que no se basa únicamente en lo que escribieron los conquistadores?
Hay una disciplina que escucha las voces de los pueblos originarios, recupera sus memorias y rescata su forma de ver el mundo.
Se llama etnohistoria, y hoy te mostraré por qué es esencial para construir una visión más justa y amplia de nuestro pasado.
Entonces, ¿qué es exactamente la etnohistoria?
La etnohistoria es una rama del conocimiento que combina historia, antropología, lingüística y arqueología para reconstruir el pasado de las comunidades indígenas.
No se limita a los documentos oficiales: también considera los relatos orales, las lenguas ancestrales y los objetos culturales.
Nos invita a mirar la historia desde distintas perspectivas, sobre todo desde aquellas que durante siglos fueron invisibilizadas.
A diferencia de la historia convencional, la etnohistoria reconoce el valor de la tradición oral como fuente legítima de memoria.
Analiza crónicas coloniales, sí, pero desde una lectura crítica, consciente de que fueron escritas por los vencedores: conquistadores, sacerdotes o funcionarios.
También utiliza la lingüística para descifrar conceptos culturales que no pueden traducirse literalmente, y se apoya en la arqueología para dar voz a los objetos que aún nos hablan desde el tiempo.
En otras palabras, es como reconstruir un rompecabezas con piezas tomadas de distintas ciencias, culturas y memorias.
¿Por qué es tan relevante la etnohistoria?
Porque rescata historias que han sido silenciadas.
Nos ayuda a comprender cómo los pueblos originarios concebían la vida, la espiritualidad, su organización social y su conexión con la naturaleza.
También muestra cómo enfrentaron la colonización: resistiendo, adaptándose o guardando su sabiduría en secreto.
La etnohistoria no solo narra hechos: nos revela cómo se vivieron, cómo se sintieron desde el otro lado de la historia.
En América Latina, esta disciplina ha transformado nuestra visión de momentos clave.
Por ejemplo, ha replanteado la conquista española: ya no como un simple acto de evangelización, sino como un proceso marcado por violencia, pérdidas profundas… y también por resistencias tenaces.
Investigaciones sobre civilizaciones como los mayas, los pueblos andinos o los otomíes han revelado narrativas locales que por mucho tiempo quedaron fuera de los libros escolares.
Son historias vivas, que aún se expresan en lenguas, rituales y costumbres que siguen presentes hoy.
¿Qué cambia cuando miramos el pasado desde los ojos de los conquistados?
La etnohistoria no busca reemplazar la historia oficial, sino complementarla, ampliarla, enriquecerla.
Nos recuerda que no hay una sola historia universal, sino muchas historias entrelazadas, que merecen ser contadas.
En un contexto global donde las identidades, los territorios y las memorias siguen en disputa, esta mirada es más urgente que nunca.
¿Ya conocías la etnohistoria?
¿Crees que deberíamos enseñar más de estas perspectivas en las escuelas?
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